jueves, 29 de abril de 2010

Imaginar es poder


Imagínate que despiertas una mañana sintiendo una dicha inmensa en el corazón. Que escuchas a los pájaros y por la ventana ves lo hermoso que es el mundo. Sientes los colores, los sonidos, las sensaciones, como si fuera la primera vez. De pronto sabes que no estás sola, que no existen límites de ningún tipo y ya no sientes miedo de no poder pagar la renta, o de enfermarte, sabes que cuanto necesites llegará a tus manos sin ningún esfuerzo. Sientes que se acabaron los problemas y que a partir de este segundo sólo tienes que disfrutar de lo que se te ha dado. Ya no hay pensamientos negativos ni limitantes en tu mente, estás liviana, sin deberes ni culpas. Sientes tu cuerpo y eres conciente de la diversidad de sensaciones que puede darte. Te maravillas… ¡ha sido así todo este tiempo!

Imagínate que todas esas creencias y todos esos “deber ser” que han guiado tu vida hasta ayer, no eran mas que un cuento inventado por un carcelero estrecho de horizontes que tenía miedo de tu divina libertad. Que no necesitas permiso para ser feliz, que nunca es tarde o muy temprano para cumplir tus sueños, que tienes todo el derecho a hacer lo que quieras, que no hay mandamientos ni es necesario hacer méritos para ser amada.

Imagínate, por un segundo, que ese mundo en el que has vivido, en realidad no existe. Que a partir de este momento tú eliges el mundo en el que quieres vivir, que sólo tienes que recordar quién eres y de dónde has venido. Imagínate que con sólo imaginarlo ya diste el primer paso. ¿Para que correr si puedes volar?